Reiner Klimke y el caballo westfaliano «Ahlerich», ganando la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1984
El caballo Westfaliano es originario de la región al norte de Westfalia, en lo que hoy es el estado federado alemán de Renania del Norte-Westfalia (Nordrhein-Westfalen en alemán), y es una de las razas europeas de caballos más apropiadas para diversas disciplinas ecuestres.
En su nacimiento influyeron razas tales como el Pura Sangre Inglés, el Árabe y el Hannoveriano. La raza comenzó siendo desarrollada a partir de 1826 en Westfalia, donde se le nombró como una raza formal. Hoy en día, la gran ventaja del Westefaliano reside en que la mayoría de sus jinetes viven en la zona de cría, y esto ha ayudado a asegurar que los ejemplares sean apropiados para la práctica de equitación y salto.
Tanto ha sido el éxito de sus ejemplares que el Westfaliano es la segunda raza de caballos más famosa de Alemania, solo después del propio Hannoveriano, y se utiliza para salto de obstáculos, doma clásica, concurso completo y enganche; se usa también como caballo de silla en general.
Los caballos Westfalianos son más pesados y robustos que los Hannoverianos. Su cara denota inteligencia, con los ojos perfectamente separados.
Poseen un cuello bien musculado que va unido a un cuerpo amplio. Los posteriores son muy poderosos, aunque a veces pueden ser un tanto planos.
El caballo Hannoveriano (que trataremos en otra entrega), perteneciente a la zona de cría vecina (el antiguo Reino de Hannover), tuvo un papel predominante en el desarrollo del Westfaliano. En un principio, este último era sólo una versión más pesada del Hannoveriano, con más solidez. No obstante, a partir de los años sesenta algunas líneas de Pura Sangre Inglés le influyeron enormemente, refinando el tipo para satisfacer la demanda del mercado.
El desarrollo de la raza como tal comenzó a prosperar después de la Segunda Guerra Mundial y su fama comenzó en la década de 1970, en pleno auge de la equitación en Alemania, en donde se exigía muchísima calidad en los productos.
Uno de los mejores Westfalianos de todos los tiempos fue «Ahlerich», que montado por el mítico Reiner Klimke ganó la medalla de oro individual en doma (Adiestramiento) en los Juegos Olímpicos en Los Ángeles 1984, y los Campeonatos del Mundo y de Europa en 1982 y 1985.
El siguiente campeón Westfaliano fue «Rembrandt», destacado por su personalidad y presencia, ganador de cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1988 y 1992.
Otros grandes caballos de esta raza incluyen a «Sioux», miembro del equipo de prueba completa de los Juegos Olímpicos de 1972 y 1976. Y los caballos de salto «Roman» y «Fire», ganadores respectivamente de los Campeonatos del Mundo de 1978 y 1982.
Es así como esta raza, gracias a sus aptitudes y conformación, tuvo una entrada triunfal en el mundo de la hípica, brillando en todo tipo de competencias, especialmente en campeonatos europeos y mundiales de Doma Clásica, así como en Juegos Olímpicos.
Su secreto es la polivalencia: es excelente tanto con los arneses como en el salto de obstáculos, en adiestramiento y gracias a su carácter y resistencia, es muy bueno en los concursos completos y también como caballo de paseo y cabalgatas.
Es una raza que reúne velocidad, viveza, coraje y a la vez es muy equilibrado y dócil, por lo que esta sembrando campeones en todas las disciplinas ecuestres en todo el mundo.