La Charrería tratará de retomar el rumbo a partir de inicios del próximo año 2021, pero la pandemia generada por el virus COVID-19 no parece querer remitir. Las recomendaciones emitidas por las autoridades de salud federales chocan con el interés de la familia charra de volver a competir desde los primeros días del siguiente año.
Nada volverá a ser como antes, por lo menos hasta que alguna de las vacunas que han comenzado a salir a la luz presente una efectividad confirmada contra el virus, la posterior inoculación de la mayor parte de la población, y una nueva espera antes de regresar a los eventos masivos a que nos encontrábamos acostumbrados.
Este regreso, empero, será largo, complicado y pone en entredicho la viabilidad de celebrar eventos charros -al menos, oficialmente- en los primeros meses del 2021, al menos hasta que las entidades regresen al semáforo epidemiológico amarillo o verde, y la prueba de ello son las cancelaciones de torneos previamente anunciados.
El retorno de buena parte del país a semáforo rojo, el alarmante aumento en el número de contagios en fechas decembrinas, el desinterés de los ciudadanos por acatar las recomendaciones de salud, la incapacidad del gobierno para combatir eficazmente la emergencia (el Hoy no Circula en Hidalgo es un excelente ejemplo) y la preocupante crisis económica en que se encuentran todos los sectores de la nación abonan, en gran medida, a la incertidumbre con que la charrería tendrá que lidiar la primera mitad del año entrante.
El luto, sin embargo, no abandona a la familia charra. Al margen del estado pandémico, y apenas unos días después que el deporte nacional se sacudiera con la noticia del fallecimiento de don Lorenzo Ríos López, de nueva cuenta nos volvimos a estremecer con la confirmación de la pérdida de su hijo, Lorenzo Ríos Esquivias, así como de la joven Karen Hervey Ruiz.
La lamentable tragedia que nos ha conmovido parece ser el cierre de un año dificilísimo en todos los aspectos. El deporte mexicano ha perdido a dos iconos de la suerte del silencio, pero forman parte de una nutrida lista de compañeros charros, quienes han trascendido el plano terrenal y han tocado los dinteles de la eternidad.
Sirvan estas líneas para expresar nuestras más sinceras condolencias a todos sus familiares, así como para expresar nuestra esperanza en el descanso eterno de aquellos que se nos han adelantado en el camino. Descansen en paz.