En días pasados se celebró el primer Curso Integral de Charrería en Hacienda El Tamarindo de El Rosario, Sinaloa, que tuvo lugar en el lienzo charro «Don Manuel y Conchita» de Rancho El Alazán, del primero al 7 de abril.
Organizado por Rancho El Alazán y Vida Charra Día a Día, el curso fue impartido por Jaime Muñoz, miembro del Colegio Nacional de Jueces de la Federación, con la participación de más de 28 niños, niñas y jovenes del municipio sede y de todo el estado de Sinaloa.
Siendo el primer curso de charrería de su estilo en el estado de Sinaloa, apoyado de manera extensa y entusiasta por el ingeniero Manuel Rivera Valenzuela y familia, quiénes brindaron amablemente su casa para hospedar y atender de la mejor manera a todos los asistentes.
Muchos de los participantes aprendieron charrería desde cero. Por ejemplo, aprendieron los fundamentos de la historia de la charrería, buen vestir el atuendo charro, cuidados del caballo, cómo ensillar, monta, cómo arreglar sus sogas, suerte por suerte de cala de caballo al paso de la muerte, y de los que ya traían nociones mejoraron muchas técnicas en las suertes que ya realizaban. Inclusive hubo niños que llegaron sin saber enrollar una reata de lazar y se fueron floreando y hasta manganeando y pialando.
En el curso también se fomentó la disciplina, pues los asistentes se despertaban muy entusiastas desde las siete de la mañana para iniciar labores, al final del día bañaban caballos y debidamente guardaban todos los instrumentos utilizados.
El día sábado 6 de abril hubo una charreada de exhibición para celebrar el fin de curso, dónde todos los que asistieron al curso ejecutaron una suerte, demostrando con la práctica los avances del aprendizaje adquirido a lo largo del curso.
Al término de las calas se entregó un agradecimiento a la familia Rivera por su invaluable apoyo a la charrería infantil y juvenil del estado de Sinaloa por parte de Vida Charra Día a Día y la Unión de Asociaciones de Charros del Estado, firmado por el PUA de Sinaloa y el director de uno de los organizadores; al final de la entrega, el ingeniero Manuel Rivera brindó unas palabras de agradecimiento y motivadoras para los chicos y chicas.
Sin duda alguna fue un curso lleno de experiencias agradables, donde no solo se fomentó la charrería como deporte, sino también el trabajo en equipo, los valores dentro de esta y se reforzaron los lazos que hacen de este bello deporte una tradición muy familiar y de buenos amigos.