Los ejemplares Waler son muy atesorados por los australianos
El Waler es una raza de caballo originaria de la isla de Australia, en Oceanía.
Criado por primera vez en Nueva Gales del sur, este caballo trabajador jugó un papel decisivo en el desarrollo de Australia para convertirse en una nación independiente.
Cuando los europeos (en especial británicos) iniciaron la colonización de la gigantesca isla de Australia a finales del siglo XVIII, llevaron consigo ponis basutos desde Sudáfrica.
Poco después también importaron caballos Árabes, Berberiscos y Pura Sangre Ingleses; las diversas cruzas de estas distintas razas daría origen al Waler en un lapso de cincuenta años.
Es una versión robusta de Pura Sangre Inglés, su antecesor, con el dorso y los cuartos posteriores fuertes y con agilidad en los anteriores.
Posee una estructura ósea compacta y unas buenas extremidades; su alzada oscila entre 143 y 186 centímetros.
Es un caballo ágil y valiente, y está dotado de una gran resistencia. Empleado en sus orígenes para conducir el ganado vacuno y ovino, era capaz de pasarse todo el día recorriendo las extensas estaciones ganaderas australianas.
Más tarde se hizo popular en los regimientos de caballería, tanto del ejército australiano como del indio y del sudafricano.
Baste mencionar que durante la guerra de los Boérs (1899-1902), los cuerpos australianos y neozelandeses utilizaron 16 mil caballos Walers australianos, y posteriormente hasta 121 mil prestaron servicios en el teatro europeo y en el cercano oriente durante la Primera Guerra Mundial.
Hoy en día, estos caballos de temperamento dócil todavía trabajan en las estaciones ovinas del centro-norte de Australia, aunque también están muy solicitados por la policía y la caballería el ejército australiano y proporcionan excelentes resultados en los rodeos.
El Waler posee un temperamento equilibrado y es muy resistente, veloz, ágil y audaz, ideal para la policía y para el trabajo en el rancho.
Los rasgos que definen su carácter son la valentía, la prudencia y la resistencia. Se adapta perfectamente como caballo de silla presentando una monta segura y enormemente prudente.
Presenta un buen fondo físico, lo que le hace apto para las fatigas de los ranchos ganaderos, además de ser un excelente saltador.
Aprende bien en el adiestramiento, por lo que puede llegar a ser utilizado para la doma clásica.
Por su docilidad hace que también se le emplee para jugar al polo.